Siempre fui un apasionado de los MMORPG y los he jugado desde mi adolescencia.

Conocí el juego gracias a un amigo y fui siguiendo los tráilers de lanzamiento. Unos meses después de que el juego salió en LATAM, él me lo regaló. En ese momento el juego ni siquiera estaba disponible en Steam, solo se podía jugar a través de la página web.

En las primeras horas de juego fue amor a primera vista.
¿Y por qué? Porque el juego tiene sentido.

• Empiezas en Olvia, matas comadrejas y escarabajos…
  
  Golpeaba a la criatura y su vida no bajaba, pensé: “¿Qué es esto? ¿Es invulnerable?” y entonces me di cuenta de que la barra de vida parpadeaba, cambiaba de color y finalmente moría. Después de matar varios de ese tipo, adquiría su “conocimiento”.
  Para mí, eso tenía todo el sentido del mundo: el bicho era desconocido, nunca lo había visto antes, nunca lo había matado, nunca había tenido contacto con él, ¿cómo se supone que sabría cuánta vida tiene? Eso inmediatamente me hizo replantearme todos los otros MMORPG que había jugado, en los que la vida de los enemigos aparecía desde el primer momento aunque nunca los hubieras visto antes. Me di cuenta de que eso estaba mal, que no tenía sentido.
  En cambio, que la vida del monstruo sea desconocida y que después de matarlo varias veces se vuelva visible, tiene todo el sentido.
  Al matar una comadreja y recoger su botín, noté que aparecían íconos: podía recolectar carne, cuero o sangre, pero obviamente no tenía las herramientas necesarias. Me intrigó y me dio curiosidad descubrir más sobre eso.

• Abrí el mapa, ¿y qué es esto? Todo gris, cubierto de niebla, solo iluminado en la zona donde estaba en Olvia…
  
  Rumbo a Velia fui explorando el mapa, viendo los monstruos, la vegetación, todo cuidadosamente diseñado y colocado. Cruzaba un puente y, de repente, “Nuevo conocimiento adquirido” junto con el nombre del lugar. Inmediatamente abría el mapa y veía que ese conocimiento desbloqueaba esa parte.
  Otra vez pensé: “Esto tiene todo el sentido. Mi personaje es nuevo, la cuenta es nueva, nunca he caminado por ningún lugar de este juego, ¿cómo iba a conocer el mapa?”.

En ese momento sentí unas ganas enormes de descubrir todo el mapa, solo por el placer de explorar.

• En Velia vi que había viñedos, campos de maíz y de patatas. Pensé: “Hmm, interesante, voy a investigar”. Y al recolectar, ¡sorpresa! ¡Hierba mala! ¿Dónde estaba la uva? ¿Dónde la patata? Necesitaba una azada que, otra vez, no tenía aún. Pero sí, tenía sentido necesitar herramientas específicas para ciertas actividades.
  Vi el mar, una nutria pescadora, conocí la ciudad, hablé con NPCs (que, nuevamente, al hacerlo te dan su conocimiento, y eso también tiene sentido).
  ¿Trabajadores? ¿Puedo tener un goblin recolectando patatas para mí? ¡ME ENCANTÓ!

Y al llegar a Heidel, comenzar a aventurarme más por el mapa, conocer la grandiosa capital de Calpheon, imponente, enorme, llena de gente, comerciantes, casas, soldados alineados… Qué juego, por Dios.

• Cuando descubrí el desierto… ¿Cómo que me da insolación durante el día? ¿Cómo que me da hipotermia de noche? ¿Dónde está mi mapa? ¿No puedo orientarme en el desierto?
  ¡Tiene sentido!

En ese momento ya estaba completamente enganchado. Y cuando descubrí las profesiones, cada una con su habilidad individual —caza, recolección, procesado, minería— que valía la pena subir y que además eran divertidas…

• Pero el evento más memorable fue cuando la hermandad (no recuerdo el nombre, ya pasaron varios años) decidió ir en galeón hasta Puerto Ratt, que en esa época era solo un puerto con unos pocos NPCs y nada más que hacer allí.
  Éramos 8 personas explorando el océano por primera vez, a pura valentía.
  Y de repente… ¿cómo que no podemos orientarnos en el mar y el mapa no funciona? ¡Tiene sentido!
  Después de lo que parecieron ser 1 hora navegando en línea recta hacia el norte mientras nos reíamos en Skype, apareció un barco pirata para atacarnos, un tiburón… ¿y ahora? No teníamos balas de cañón, ni mosquetes, nada para defendernos. No sabíamos que había peligros en el océano. Me sentí literalmente como un marinero novato, y en realidad lo era.
  El líder de la hermandad dijo: “Se nos jodió, chicos. Salten del barco, que va a ser destruido, y compren el rescate con millaje”.
  Así volvimos, con el barquito de rescate, otra vez hasta Velia. El líder recuperó el galeón de forma remota, compramos balas de cañón y… ¡a intentarlo de nuevo!
  Aprendimos de nuestro error y volvimos con la experiencia de nuestro lado. Otra vez apareció el barco pirata, el tiburón, y esta vez sí: unos disparando cañones, otros mosquetes… y ganamos. Llegamos a Puerto Ratt y vimos que era una isla enorme, pero con solo una pequeña parte desbloqueada.
  Eso despertó mi curiosidad y pensé: “Algún día pondrán algo aquí… ¿qué será? No puedo esperar a verlo”.

Regresamos a Velia y esa fue la experiencia más única que he tenido en cualquier juego. Esa sensación de inmersión, estando en llamada con los compañeros de hermandad, riendo mientras el barco navegaba “a ciegas” por el océano abierto, confiando solamente en que llegaríamos a algún lugar… Sin palabras. Amo este juego.

Porque mucho de lo que tiene tiene sentido, y sinceramente no puedo jugar ningún otro MMORPG sin comparar y pensar: “El BDO lo hace mejor”.

Estuve años alejado del juego por no tener computadora, pero en cuanto pude volví, y aquí estoy.

Para quien haya leído hasta aquí, espero que haya disfrutado el relato y que también tenga buenas historias en el juego, porque al final, está hecho para que nos divirtamos.

Mi historia con Black Desert, empezó el año 2015 aprox. Mi mejor amigo desde el año 94 y a quien considero mi hermano, me insistía que lo jugara con él y yo siempre le decía que no, porque no me gusta mucho jugar con otras personas, luego de insistir, como a los 2 ó 3 meses de lanzado el juego, le dije que sí, más por cansancio que otra cosa, recuerdo decirle "Ya oh, me ganaste, dime donde lo descargo y a ver que onda" , entonces, me dijo que tenía pases de 7 días para probarlo, me creé la cuenta cuando aún era RedFox, resulta que el señorito no me dio un pase de 7 días, me compró el juego, cuando solo podíamos jugarlo en inglés.

Siempre me ha tenido una paciencia infinita, cuidándome desde el inicio hasta el dia de hoy, tanto en el juego como IRL.

Recuerdo una mala anécdota cuando estaba enseñándome recolección, yo estaba re feliz con mis plantitas y llegó un jugador random a caballo y me mató, no sé cuantas veces fueron, pero fueron las suficientes como para que ese hombre de paciencia tibetana conmigo me dijera "Sabís que? Vamonos pa otro lado mejor" Yo ya casi lloraba por la frustración, que le hacía yo al del caballo para que me hiciera eso? Yo solo quería mis plantitas!

Me invitó a su Gremio "Forzaken", Gremio en el que solo estábamos nosotros 2, con el tiempo, fui haciendo amistades fuera del juego y las invité a unirse al juego y al Gremio, somos poquitos, pero somos muy buenos amigos, en el juego y fuera de él también.

Otra anécdota, que de frustración pasó a las risas con el paso del tiempo fue Kzarka, me dijo "Querís conocer a Kzarka?" Yo le dije "Pero me va a reventar la vida poh!" Me dijo "No si te escondís detrás de un pilar" Spoiler: No solo me reventó la vida, si no que le tomé odio a Kzarka, con el tiempo, subiendo el equipo y mejorando mis stats hasta algunos años atrás, me aventuré a ir a Kzarka otra vez, siempre con él, otro spoiler: No me mató, sino que me dio un cofre!

Cuando íbamos al desierto, él siempre me cuidaba para que no se me juntaran tantos monstruos y yo poder subir de nivel.

Aunque a él no le gusta participar en eventos, siempre me escucha con su infinita paciencia cuando le cuento que participo en alguno.

No recuerdo en que evento fue, que nos regalaron el sombrero de Kzarka, me dijo "Parece una pulga", y como yo también lo tenia, formamos oficialmente el "Team La Pulga", en medio de risas con otra amiga, cuando fuimos a Kzarka los 3 juntos.

Cuando fue la migración de cuentas, que me enteré por casualidad, le dije que migrara enseguida, mientras yo hacía lo mismo, no quería perder mis queridos personajes, que en esa época, eran poquitos.

Aquí estamos los 2 con nuestros sombreritos de Kzarka, la pulga para los amigos.

En 2017 me encontraba perdida.
Recién graduada en un campo que no me gustaba, en una relación abusiva y desempleada. Como escape, entré al mundo de Black Desert.
Mi mayor deseo en el juego era ser una poderosa hechicera que pudiera superar sus desafíos y ser fuerte, así podría olvidar la vida que tenía y sentirme, aunque fuera un poco, satisfecha.

Hacía misiones de NPCs, deambulaba por las ciudades, tomaba capturas de todo lo que veía en el camino, cambiaba el color del cabello y la ropa todo el tiempo… en resumen, la libertad que quería, BDO me la dio.
Tuve varios “amigos en línea” (juro que me gustaría recordar sus nombres de usuario y saber si están bien), pero el mismo vacío de mi vida real terminó reflejándose en el juego.

En 2018 estaba muy activa en la hermandad en la que estaba, hacíamos guerras de nodos cada dos días. Siempre T1 o T2. En ese entonces, era divertido construir la base con la torre de piedra pulida, rodeada de barricadas y con torres de llamas.

Al ver la necesidad de tener más recursos para contribuir a la guerra, decidí producir lingotes de hierro.
Busqué muchas guías, pero todo en portugués era vago (y si hoy mi inglés es malo, imagina hace 8 años, jaja).

Llegué al punto en que necesitaba fabricar una caja de patatas para entregársela al NPC que me daría el conocimiento para producir lingotes.

Pregunté a mis “amigos” y nadie me ayudó, así que decidí preguntar en el chat del servidor, en el antiguo canal Velia 2. Envié un mensaje: “¿Dónde puedo encontrar el taller para hacer la caja de patatas?”

Pasaron unos 10 minutos y ya había desistido, pues nadie contestaba.
Hasta que recibí un mensaje de la familia Metz: “¡Hola! ¿Qué necesitas exactamente?”

Desde ese momento tuve una de las mejores lecciones de Black Desert de la historia, jaja. Cuando por fin lo logré, envié un “Gracias”. No tenía idea de que, solo por revelar mi género, años después eso cambiaría mi vida.

Unos días después, Metz apareció otra vez para invitarme a hacer un jefe de invocación.

Tan acostumbrada a jugar sola, me resultó extraño. Le advertí que era malísima, jaja, pero aun así quería mi compañía.
Me enseñó un montón de cosas, me llevó a mejores zonas de experiencia y pronto nuestras conversaciones fueron más allá del juego, pasando a Discord.
Descubrimos que teníamos muchísimo en común, música, libros, películas, comida, pasatiempos, ideas, el mismo humor negro que definitivamente nos va a mandar al infierno en un tobogán.

Durante ese tiempo, mi relación terminó. Me mudé de nuevo con mi madre y pronto conseguí trabajo. Estaba feliz porque planeaba reiniciar mi vida.
Unos meses después, Metz me hizo una propuesta: tener una relación a distancia. Yo estaba en el Medio Oeste y él en el Sur. Hasta ese momento, ni siquiera nos habíamos visto en fotos, solo nos conocíamos por la voz.
Lo pensé un tiempo y acepté la propuesta.

En noviembre de 2018 vino a visitarme y se quedó 10 días. En julio de 2019, me mudé al Sur para vivir en su ciudad.

El 18 de julio se cumplieron 6 años desde que vivo en Paraná, con mi amigo del juego y amor.

Tenemos nuestra propia casa y 3 gatos, y seguimos juntos tanto en el juego como en la vida.

Gracias a Black Desert Online, encontré la felicidad.

Cuando reflexiono sobre el comienzo de todo, recuerdo una noche cualquiera, mientras vagaba sin rumbo por Steam, buscando algo que llenara un vacío que ni siquiera sabía identificar. Fue entonces cuando lo vi: Black Desert Online. Un título cautivador, un arte visual deslumbrante y un tráiler que parecía un sueño interactivo. Jamás imaginé que allí comenzaría una de las jornadas más transformadoras de mi vida.

Al principio, no era más que otro aventurero solitario, perdido entre Calpheon y Valencia. Creé a mi primer personaje — una Lahn, ágil como el viento, con ojos que reflejaban mi propia sed de algo más grande. Todo era nuevo, incluso intimidante. Sin embargo, en poco tiempo encontré algo que nunca imaginé: una amistad genuina.

Conocí a Kael, un guerrero impulsivo con un corazón enorme. Luego a Shizu, una Hechicera que me guiaba desde las sombras, pero que iluminaba cada instante en Discord con su risa inconfundible. Creamos una pequeña hermandad llamada Nocturnus, y con ella llegó la familia que no sabía que necesitaba.

Nuestras noches en vela se convirtieron en combates contra jefes mundiales, alocadas carreras de caballos, guerras de nodos llenas de caos y memes, y largas sesiones de pesca solo para hablar de la vida. Celebré mi primer PEN con ellos como si fuera una graduación. Y sí, lloré — cuando Shizu se despidió diciendo que se enfocaría en sus estudios, pero dejó un último regalo: su caballo Tier 9, con mi nombre grabado en la silla.

Hubo momentos que me marcaron más de lo que un juego debería ser capaz. Recuerdo una noche difícil en la vida real, llena de angustia y silencio. Entré al juego solo para escapar, pero allí estaban todos esperándome en la playa de Velia, con fuegos artificiales, trajes de verano y la música del evento sonando. “Aquí nunca estás solo”, escribieron en el chat. Aquello me rompió… y al mismo tiempo me levantó.

Black Desert no fue solo un juego. Fue mi refugio, mi arena, mi confesionario. Me enseñó sobre paciencia, resiliencia y la belleza de las pequeñas victorias. Me mostró que incluso en la repetición más infinita, si estás al lado de personas especiales, el tiempo vuela… y cada instante vale la pena.

Hoy, al mirar atrás, no solo veo a un personaje fuerte, sino a una persona transformada. El desierto negro me acogió, me desafió y, al final, me hizo renacer.

A quienes recién comienzan: no tengan prisa. Disfruten cada momento. Cada suspiro en Heidel, cada vela encendida en el desierto, cada amistad forjada en un simple intercambio de pociones. Porque Black Desert no se trata de llegar a la cima, sino de en quién te conviertes durante el viaje.

Con gratitud y lágrimas sinceras,
Redfield.